Quiero contar la vida, quiero
vivir contando.
Últimamente me he sorprendido a
mí misma pensando cuentos, tejiendo palabras, pintando paisajes y
saboreando ideas. Porque desde pequeña las palabras me han parecido
puertas mágicas que nos abren a nuevas realidades. Porque mi abuela
era capaz de contarnos el mismo cuento de miles de maneras
diferentes. Algunas veces los tigres corrían tan rápidamente que se
hacían mantequilla en un tris, otras quizás era la insistencia la
que les hacía desfallecer en un estado gelatinoso, o quién sabe,
quizás su transformación era causada por su maldad... De un único
pequeño cuento ella conseguía crear diferentes historias. Porque
eso dio paso a un amor sincero y total por los libros, alimentado por
la atención dedicada de una madre que me animaba a adentrarme en
lámparas mágicas, e historias de vida de perros urbanitas. Porque
los cuentos, las historias, los mitos han ido forjando quién soy,
desde un pasado lejano que siento como propio. Porque las palabras
me han dado la posibilidad de vivir en la Utopía, en ese no lugar,
donde soy yo de la forma más realmente imposible, dejándome llevar,
sentir y ser por otras realidades, para acabar descubriéndome.
Porque el poder de las palabras es ilimitado, es maravilloso, y está
al alcance de todos y cada una de nosotras.
Por todas estas razones
sintientes (al más puro estilo zubiriano) llega ahora este Blog. No
hay detrás de él más pretensión que ser un punto de encuentro,
entre alguna cosa que escribo y yo misma, y si de paso, alguien más
quiere entrar, la puerta está siempre abierta, y el corazón
agradecido por tan gratas visitas.
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